Tapachula, Chiapas, Enero 17 del 2020
Hermanos sacerdotes
Hermanas religiosas
Hermanos seminaristas
Hermanos laicos agentes de pastoral y fieles en general
Dios nuestro padre que nos ama y nos invita a caminar juntos en las alegrías y en las tristezas, en los tiempos de tranquilidad y en los de alta exigencia, acompañe nuestro camino eclesial y nuestra alta disposición en el ejercicio de la caridad para socorrer a quienes menos pueden.
Por las noticias y por la comunicación directa con algunos organismos eclesiales de Centroamérica, en especial de Honduras, hemos sabido de la caravana de hermanos migrantes que, habiendo salida de Honduras, tienen la intención de llegar a los Estados Unidos.
Las declaraciones del gobierno federal y el silencio del gobierno estatal nos muestran que la postura oficial es, como en otras ocasiones, ambigua y titubeante. No sabemos si los hermanos que vienen en la caravana podrán cruzar la frontera, llegar hasta Tapachula o, incluso, seguir más allá de nuestro Estado de Chiapas, atravesando nuestro territorio diocesano.
Teniendo en cuenta esta incertidumbre, pero conscientes de nuestro deber cristiano como bautizados, hijos de Dios -Padre de todos sin diferencias ni distinciones- sentimos el deber de mostrar con sencillez, claridad y determinación nuestro pensar con relación a los hermanos que vienen en la caravana.
Nuestra familia diocesana de Tapachula siempre se ha distinguido por ser una Iglesia particular fraternal y solidaria que, desde su pobreza, se ha esmerado en mostrar el rostro misericordioso de Dios, siendo hospitalaria con los hermanos migrantes. Nuestro rostro y nuestra postura es la del buen samaritano que socorre a quien ha caído golpeado por la violencia de la vida y sufre las penas del camino en el afán de buscar mejores condiciones de vida para sí y para sus familias. Siempre vamos a procurar que, de paso o en una estancia temporal o definitiva en nuestro territorio diocesano, los hermanos migrantes no acumulen más sufrimientos que las inclemencias que de por sí trae consigo un camino largo, tortuoso, accidentado, inseguro y violento.
Ojalá todos los que integramos esta familia diocesana de Tapachula, cada uno según sus posibilidades y responsabilidades, procuremos que a estos hermanos migrantes no les falte un pedazo de pan, no sean violentados ni asaltados en su paso por nuestra diócesis, no reciban muestras de rechazo ni desprecio y sientan, pese a las circunstancias tan adversas, que caminan entre hermanos y como hermanos, no como extraños, ni aventureros, ni delincuentes, ni exiliados, ni despreciados. Dios premiará el esfuerzo que cada uno haga por verlos, sentirlos y tratarlos como hermanos. Así como quisiéramos que trataran a nuestros paisanos irregulares en los Estados Unidos.
En caso de que nuestros hermanos de la caravana pasaran atravesando nuestro territorio diocesano ruego a los Vicarios foráneos, en coordinación con el P. César y la Comisión de Emergencia, implementar la estrategia que nos ayudó a atender a los hermanos de la gran caravana en octubre del 2018.
Las Foranías Sur y Ciudad nos encargaremos de cuidar y asistir a los hermanos desde la frontera hasta la Ciudad de Tapachula. Del tramo de Tapachula a Huixtla, donde suelen pasar la noche, se encargarán las Parroquias de Huehuetán, Huixtla, Tuzantán y Villa de Comaltitlán. Del tramo de Huixtla a Mapastepec, procuraremos asistirlos en su paso por Escuintla y encargaremos esta tarea a las Parroquias de Escuintla, El Triunfo, Acapetahua y Acacoyagua. Las caravanas anteriores han pasado la noche en Mapastepec, encomendamos asistirlos ahí a las Parroquias de Sesecapa, Mapastepec y Valdivia. De Mapastepec a Pijijiapan encomendamos la tarea de asistirlos a las Parroquias de Margaritas, Pijijiapan y San Isidro. Finalmente, en el último tramo de nuestro territorio diocesano encomendamos la tarea de asistirlos a las Parroquias de Tres Picos Cabeza de Toro, Tonalá y Arriaga. Pedimos a los hermanos de la Foranía Sierra estar en comunicación con los encargados de los lugares de asistencia para hacer presencia donde más se necesite.
En caso de que los hermanos no fueran más allá de la Ciudad de Tapachula, les pedimos hacer llegar al Albergue Belén o a la Casa de la Vicaría de Pastoral todo lo que hayan recibido para la atención de los hermanos de la caravana.
Coordinados por la Comisión de Emergencia y por nuestros Vicarios Foráneos, preparémonos a asistir a los hermanos en su paso por nuestro territorio diocesano. El Señor nos ha permitido hacer siempre este trabajo con generosidad, disponibilidad, humildad, discreción, eficacia y alegría. Pidamos a Dios que nos ayude, una vez más, a hacer esta labor con un alto sentido de responsabilidad y de amor por nuestros hermanos.
+ Jaime Calderón Calderón
VIII Obispo de Tapachula