- Hagamos nuestro el llamado de difundir la situación dolorosa que viven nuestros hermanos y hermanas de esa zona.
- Apoyemos, a través de nuestras Cáritas diocesanas, para hacerles llegar lo que necesitan para sobrevivir.
El 24 de julio, Mons. Jaime Calderón y el clero de la Diócesis de Tapachula hicieron pública su palabra “de fortaleza ante el sufrimiento de los hermanos de la Foranía Sierra”.
En este documento dirigido a la familia diocesana señalan que “la presencia permanente de los cárteles de la droga disputándose el territorio de la Foranía Sierra, yendo y viniendo por todo el territorio ante la indiferencia y complicidad aparente de la Guardia Nacional y del Ejército mexicano con la complacencia de un gobierno Federal y Estatal que, argumentando desconocimiento o el tener una imagen distinta de la situación y dando órdenes al Ejército y Guardia Nacional de presencia en el territorio sin intervenir para proteger a la población, ha cambiado del todo la vida de nuestros hermanos de la Sierra“.
El comunicado denuncia que sumado al rezago y pobreza ancestral ahora tienen que “vivir secuestrados en sus comunidades, pagar el derecho de piso al cártel que les corresponda según dónde vivan, ser obligados por turnos para estar en los retenes que impiden el libre tránsito llamados filtros -so pena de ser multados y agredidos si no cumplen con este deber impuesto-, pagar a precios muy altos la escasa mercancía que se vende en los negocios que de sus ganancias deben sacar la cuota que les dé derecho a mantener su trabajo y, en últimas fechas -20 y 22 de julio del 2024-, ser amedrentados, amenazados y obligados a participar como escudos humanos en los enfrentamientos de los cárteles de la droga”.
Nuestra hermana Diócesis de Tapachula explica que la población vive en una situación de desesperación: “por un lado, secuestrados en casa propia, obligados a hacer lo que no deben… y por el otro, la presencia de destacamentos de la Guardia Nacional y el Ejército mexicano que hacen nada por la población a la que ven sufrir día a día”. Y cuestiona ” ¿qué tenemos que hacer o decir para que el gobierno cumpla su deber, al menos de proteger y velar por la seguridad de las comunidades?
Ante la situación de silencio impuesto para que, fuera del territorio diocesano, “no se sepa ni se crea lo que estamos viviendo” dicen: “Busquemos la forma de contar nuestra vida, de decir nuestra palabra, de dar a conocer lo que vivimos… no nos quedemos callados, pidamos que nos ayuden a dar a conocer la historia triste y dolorosa de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestras comunidades… No nos dividamos entre nosotros ni nos regalemos por dinero al crimen organizado”.
Y a la autoridad civil de los distintos niveles de gobierno, le dicen: “seguimos esperando que intervengan para hacer lo que les corresponde: restablecer el estado de derecho en nuestras comunidades. ¿Qué necesitan para salir de su indiferencia y defender al pueblo que les tuvo confianza con su voto para que Ustedes cuidaran de él?… Les pedimos, les rogamos, les suplicamos, cumplan su deber y protejan a nuestro pueblo. No los necesitamos teniendo destacamentos que vivan entre nuestra gente solo como espectadores, necesitamos que intervengan y defiendan a nuestras comunidades que están viviendo una situación de esclavitud y sometimiento en pleno siglo XXI”.
Concluyen convocando: “Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que cada parroquia, y en cada foranía, a través del organismo de Cáritas de nuestra familia diocesana, haga llegar lo que pueda a nuestros hermanos de la Foranía Sierra. Por lo que se ve, por la indiferencia de las autoridades y por muchas otras razones, esto pareciera que se va a prolongar y tenemos que sostener a nuestros hermanos. Dispongámonos a ayudar a estos hermanos nuestros”.
Compartimos el documento completo: